Por primera vez en 120 años de historia, el Calamar estampará una estrella sobre su escudo tras derrotar 1-0 a Huracán en la final del Torneo Apertura argentino disputada el domingo en Santiago del Estero.
El equipo de la dupla técnica conformada por Favio Orsi y Sergio Gómez festejó gracias a un golazo de su mediocampista Guido Mainero, a los 64 minutos. “Siento felicidad pura, somos un grupo humilde que soñó en grande, estuvimos a la altura del que se nos puso adelante; es hermoso quedar en la historia de este club”, declaró el mediocampista antes de la ceremonia de premiación. 
La hazaña de Platense se agiganta por el camino recorrido: después de terminar en sexto lugar en la Zona B de la fase regular, en los playoffs se deshizo sucesivamente de cuatro de los históricos “seis grandes” del fútbol local: Racing Club, River Plate y San Lorenzo, en ese orden y siempre jugando a domicilio, y ahora Huracán, en territorio neutral.
Tradicional club del barrio porteño de Saavedra, el Calamar debió mudarse a la localidad bonaerense de Vicente López décadas atrás y regresó a Primera División en 2021 tras una larga ausencia de 22 años, durante la cual llegó incluso a caer a la tercera categoría.
El también denominado Marrón -por el color predominante de su camiseta- estuvo a punto de consagrarse hace un año y medio atrás, cuando perdió la final de la Copa de la Liga ante Rosario Central en el mismo estadio Madre de Ciudades.
Esta vez, la espera de sus hinchas por gritar campeón finalmente acabó. Tras un primer tiempo en que estuvo algo más cerca que su rival de romper el cero, en particular con un cabezazo de Leonel Picco desviado al córner por el arquero Hernán Galíndez, Platense golpeó en el momento justo, después que Huracán saliera a jugar el complemento con mayor determinación y tuviera un par de aproximaciones de peligro.
Un tiro libre desde el costado ejecutado con precisión por Vicente Taborda derivó en una pelota que quedó libre en el área y fue impactada de zurda en gran forma por Mainero. El remate tornó inútil la volada del arquero de la selección ecuatoriana y se metió en el segundo palo para algarabía de los simpatizantes del Calamar.
Tal como había sucedido en los partidos precedentes, Platense se sintió cómodo con una ventaja que defendió con uñas y dientes -y con inteligencia para no meterse demasiado atrás- ante un oponente carente de ideas, que chocó una y otra vez, y terminó preso de su propia impotencia.
Los hacedores de este Platense fueron Orsi-Gómez, una dupla de entrenadores que comenzaron a trabajar juntos en la cuarta categoría del fútbol local, hace más de una década y fueron presos de la emoción tras el logro más importante de su carrera.
“Es una locura, estábamos convencidos que se podía dar. Me viene mi ‘viejo’ a la cabeza, me hubiera gustado darle un abrazo ahora, pero lo siento cerca”, afirmó Orsi, quien perdió a su progenitor hace un mes y medio.
“No sé lo que está pasando… Estoy aquí con Francesca, justo en la tierra de mi madre (Santiago del Estero)”, dijo su colega Gómez entre lágrimas y sosteniendo en los brazos a su bebita, nacida apenas unas semanas atrás.
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